Entonces el día llegó. Decidí no hablar directamente con mis papás pues no tenía el coraje suficiente y fui débil, por eso escribí una carta para mi mamá en una hoja de mi cuaderno de estudios.
Viejita linda, te sorprenderá que te escriba esta carta pues aún no es el día de la madre ni tu cumpleaños. La verdad es que tengo un problema y ya no puedo callar más esto. Mamá C está embarazada, tiene tres semanas de embarazo, ya se hizo todas las pruebas y salió positivo en todo. Perdóname mamá.
Me pasé como dos horas escribiendo la carta. Incluso mi mamá me vio hacerla pero yo le decía que era un trabajo de la universidad. Me sentí fatal por ser tan cobarde.
Al día siguiente luego de cambiarme y desayunar para irme a estudiar dejé la carta en la cama de mi mamá aprovechando que ella no estaba en su cuarto, cogí mis cosas y me fui al paradero a recoger a C para irnos juntos a estudiar.
Me acuerdo muy bien esta parte de la historia. Estaba en clase de Teoría de la Comunicación II, sentado atrás, escuchando a la profesora que explicaba unas teorías de un par de locos. Yo me sentaba detrás de C y junto a mis mejores amigos de la universidad, un gordo que hablaba tonterias y un flaco con cara de mago. Eran casi las 10 de la mañana y sentí como un hincón en el corazón y me puse triste de la nada. Lo único que me vino a la cabeza fue pensar en mi mamá y le dije a C: ya lo leyó.
Luego de sentir ese dolor no quede igual durante el día, sentía mucha pena, me sentí muy mal. Ya eran la 1 de la tarde y tenía que regresar a mi casa. C antes de despedirse me dijo: anda tranquilo mi amor, todo va estar bien. Esas palabras me trajeron algo de paz y me ayudaron mucho.
Tras caminar las tres cuadras que separan la casa de C con la mía, abrí la puerta de mi casa y encontré a mi mamá. Estaba sola sentada viendo televisión. Entonces, ella voltea, me mira, corre a mí, me abraza y se pone a llorar diciéndome: Hijo, mi pequeño, todo está bien, no te preocupes que yo te voy a ayudar en todo. En ese momento me quebré. Todo lo que sentía salio por mis ojos. Lloré como si recién naciera mientras mi mama me abrazaba con ese amor, ese amor que Dios le regaló a la mujer para amar.
Pasaron 10 minutos, nos separamos y me sirvió mi almuerzo. Esa tarde conversamos mucho, creo que fui la primera vez que conversaba tanto con mi mamá. Ella se alegró mucho, se sentía feliz por que iba a ser abuela, su primera nieta. Ahora tenía que contarles a mi papá y mi hermano.
Ese mismo día cuando llegó mi hermano de trabajar le contamos, se quedo helado, él es mayor por 7 años, entonces me metió un lapo en la cabeza y me dijo: Bien pelao, seré tío y tan joven, carajo que bien.
Me sentía feliz, nunca pensé que mi familia reaccionaría así. Con mi papá tan bien fue igual. Mi viejo me dijo que me iba a apoyar en todo, sobre todo con el estudio.
Después de esto, comenzamos con C a sentir como la tormenta estaba acabando, su relación con sus papas estaba mejor y yo con lo míos también.